lunes, 26 de marzo de 2007

Siete características de la deslealtad. Andrés G. Panasiuk


Andrés G. Panasiuk
¿Tú también, Brutus?
Siete características de la deslealtad

«¿Tú también, Brutus?…»

…dijo Julio César y con esa frase que le salió desde el corazón cayó herido de muerte e inmortalizó así, la versión romana de Judas Iscariote.

Todos hemos tenido, de alguna manera u otra, la experiencia de ser traicionados. Desde aquel secretito que debía saber sólo la amiguita del segundo grado de escuela primaria, hasta la abierta traición, el robo infame o la difamación abierta y descarada cometida por aquel amigo, amiga o empleado cristiano bien recomendado en el que pusimos toda nuestra confianza.

Es cierto que el espíritu de Brutus o el de Judas está latente dentro de nuestra propia personalidad. Dadas las condiciones correctas cualquiera de nosotros podríamos llegar a ser uno de ellos. Lo hicieron Aarón y María contra su hermano Moisés, Absalón contra su padre David y miembros de la iglesia primitiva contra el mismo San Pablo.

En 2 Pedro 2.9 y 10 se explica lo que le ocurrirá a los desleales: les espera la condenación y el castigo en el día del juicio. Sin embargo, y más allá del ámbito espiritual, el concepto de la lealtad y la traición es muy importante tanto en el ámbito personal como en el comercial.

Las versiones modernas del «mayordomo infiel» de Lucas 16 le cuestan a los dueños de negocios miles de millones de dólares cada año. Es por eso que el día de hoy muchos empleadores consideran el carácter personal y la lealtad del individuo como un factor muy importantes en el proceso de aceptar o rechazar a un candidato.

Algunos de estos conceptos están basados en ideas del pastor Ron Ball, conferencista y ex-pastor asociado de una importante congregación en la ciudad de Atlanta, Estados Unidos. Otras ideas son propias, tomadas de la propia experiencia y del pasaje de 1 Samuel 17.

¿Qué no es la «lealtad»?

En primer lugar, es importante dejar sentado que «lealtad» no significa un seguimiento o una obediencia a ciegas, tipo fascista o nazi. Tampoco la lealtad debe ser ejercitada como una inversión a largo plazo, tipo película El Padrino (yo te soy leal a ti y tú me eres leal a mí, cuando yo lo necesite). La palabra «leal», en español, tiene sus raíces en la palabra «legal» y trae consigo la idea de guardar una cierta norma de conducta, de ser fiel a un grupo de leyes éticas y morales no escritas en el ámbito de las relaciones interpersonales.

En el pasaje de 1 Samuel 17 David está por llevar a cabo una hazaña legendaria. Sin embargo, al borde mismo del éxito, se encuentra con una serie de personas que, de una u otra manera, están siendo desleales. Tome nota, entonces, de diez características de aquel que es desleal. Quizás lo pueda aplicar a su negocio o incluso a su vida personal.

Siete características del desleal.

1. El desleal amplificará sus áreas débiles. Los hermanos de David, frente a su decisión de luchar contra Goliat en 1 Samuel le contestaron inmediatamente: «¿Y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto?» Es cierto que David no era un soldado. Es cierto que era un joven pastor de ovejas. Pero ellos, que eran los verdaderos cobardes, ahora querían demostrarle a David que él no era nada ni nadie para oponerse a Goliat. El desleal no hablará honestamente de las posibilidades. El desleal le amplificará las debilidades que usted tiene y que no le permitirán cumplir con el sueño que usted tiene por delante.

2. El desleal, con toda amabilidad, tratará de desbalancearle y hacerle caer (vv 28-39). Primero, le dará un motivo falso: «Te lo digo por tu bien», le dirán, aunque en realidad, en el fondo, lo que quieren ver es que le vaya mal. Ya podemos imaginarnos a los hermanos del que se convertiría en pocas horas más en el héroe de todo Israel, diciéndole: «Somos tus hermanos… te lo decimos por tu bien». Luego, le dirá algo para que pierda su confianza en la tarea que ha decidido emprender. Quizás, bajo la apariencia de un «chiste» tratará de ponerle en ridículo. Podemos imaginarnos lo ridículo que se vería David vestido de guerrero y lo peligroso que hubiera sido para él haber aceptado la coraza, la espada y la vestimenta de Saúl. Acepte la crítica constructiva, pero no se asocie con los que se le ríen en la cara.

3. El desleal tratará de crear ilusiones desalentadoras (vv 11, 24, 25). Siempre apuntará a lo difícil de la tarea y las dificultades que habrán por delante. En vez de evaluar honestamente las oportunidades y de ofrecer soluciones creativas, tratará de pintar la imagen de un gigante inconquistable. Cuando leo este pasaje siempre pienso en que la gente le habrá dicho: «Ese gigante es tan grande que no le puedes ganar», mientras David probablemente pensaba: ¡Ese gigante es tan grande que no le puedo fallar!

4. El desleal tratará de evadir responsabilidades (v 25). Es triste decirlo, pero el primer desleal fue Saúl. A él le correspondía la tarea de ponerse los pantalones y enfrentarse con Goliat. El usar su capacidad económica y su influencia política para sacarse de encima la carga demostró su tendencia a ser un hombre desleal tanto para Israel como nación como para con Dios. Si hay alguien con el que usted hace negocios que no quiere ser responsable por los compromisos establecidos, no lo piense dos veces: aléjese de él. Si no lo hace, algún día se arrepentirá de no haberlo hecho.

5. El desleal sólo habla de los problemas, nunca los resuelve (vv 24, 25, 29, 30). No está dispuesto a arriesgarse por usted. Sólo habla de la situación porque al hablar del problema parece como si le interesara encontrar una solución. Sin embargo, lo único que quiere es ganar tiempo y salvar las apariencias mientras aparece alguien que saque las papas calientes del horno.

6. El desleal tiene un comportamiento inmaduro destructivo (v 28). Estos son los «amigos» que es mejor perderlos que encontrarlos. Son aquellos trabajadores que se enojan por nada, que se ofenden por cosas mínimas, que tienen un temperamento volátil. Estos son los empleados o las relaciones con las que hay que estar constantemente aclarando malos entendidos, clarificando intenciones, pidiendo perdón, apoyándolos emocionalmente. Si es una relación personal, usted decide que hacer con ella; si es una relación de negocios, deshágase de esa persona. Le traerá angustia, stress y malos ratos hasta el día en que se vaya.

7. El desleal provoca división y desaliento (v 32). Las primeras palabras de David a Saúl fueron las palabras de un hombre de integridad y de fibra moral; un hombre que esta preocupado por la unidad del pueblo y por el estado de ánimo de la tropa ¡y él ni siquiera era soldado! Hay una gran diferencia entre aquel que quiere aportar una crítica constructiva y aquel que sólo desparrama veneno. Deshágase del sembrador de desaliento. No vale la pena tenerlo en su negocio ni en su grupo de amigos.

No es fácil ser un hombre de integridad. No es fácil serle leal a un amigo, a su jefe en el trabajo, a su familia o a Dios. Rodéese de gente leal. Sea usted leal a los suyos y a las personas con las que hace negocios. Sea una luz en la cima de la montaña. Sea una pizca de sal en la ensalada de la vida. Sea un imitador de Jesucristo, quien, a pesar de las circunstancias, le fue leal a Dios y nos fue leal a nosotros hasta las últimas consecuencias… aún después de haber tenido entre sus amigos a un Judas Iscariote.

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